lunes, 31 de agosto de 2009

LEER ESTA CARTA DE QUERCUS SÚBER L TININUS







SOS

¡Hola! Empezaré presentándome. Mi nombre de pila es Alcornoque, pero en mi DNI pone “Quercus Súber L.” y vivo en un lugar llamado “La Cotorra”, sito en el pueblo de Bocacara. Si os colocáis en la piscinas del pueblo me podéis ver, no, en la puerta principal no, poneos delante de los setos y mirad hacia el monte, si, si, ese, el más alto, ese soy yo.
Desde mi posición privilegiada lo puedo ver casi todo y con los años que tengo podría escribir una enciclopedia de anécdotas del pueblo y sus gentes, pero lo dejaremos para otra ocasión, ahora me preocupa mi comunidad de alcornoques.
La verdad, tenía perdida la esperanza de que alguien se pudiera interesar por nosotros – aparte de quitarnos la “camisa”, cada 10 años, sin nada a cambio- y este último año veo una pequeña luz al final del túnel. Somos una comunidad que nos estamos haciendo mayores y muchos de los nuestros mueren cada año, aunque desde lejos parecemos robustos y saludables. Lo cierto es que el tiempo no pasa en balde y os invito a todos los Bocacareños a que os acerquéis detenidamente y nos miréis uno por uno, podéis observar que muchos moriremos en los próximos años y otros han entrado en la fase no productiva, si, si, que también hay muchos robustos y fuertes lo se. Lo que más me preocupaba no era la muerte por edad o por mala explotación de mis “hermanos” sino la falta de regeneración con arbolitos nuevos. Por nuestra parte hemos hecho todo lo posible produciendo bellotas y dando nuevos hijos, pero la no protección de los mismos, permite el ramoneo de los herbívoros, devorando nuestros brotes más tiernos, convirtiéndonos en pequeños bonsáis, en el mejor de los casos.
Ahora bien, este año se comenta por el alcornocal que en otoño van a traer unos “hijos” para plantarlos en nuestro campo, hablan de 3000 y lo mejor es que proceden de nuestras bellotas, vamos como los hijos “in Vitro”, pero también he visto algunos miembros de NUALDE interesarse por los pequeños nacidos entre nosotros, esto nos anima un montón, y creo que los rumores son ciertos, yo mismo he podido observar que las visitas a nuestra comunidad son muy frecuente y llegan noticias de otras zonas del pueblo que un tal “Chuqui” a más de un machero lo ha preparado y arreglado para que llegue a ser con los años un alcornoque de provecho.
Tenía perdida la esperanza de toda ayuda, pero nosotros fieles a nuestra nobleza, cada 10 años entregábamos nuestra “pelliza” y nos conformábamos con ver la ilusión de los vecinos por las cosas hechas con el dinero remunerado por ella. No perdíamos la ilusión de que una parte de los beneficios se invirtiera en nosotros, en podarnos, en criar nuevos alcornoquitos, pero los años han pasado y no ha llegado tal ayuda. Ahora queremos lanzar un SOS, nos es necesario y urgente una ayuda para que nuestra, vuestra comunidad no desaparezca y las generaciones venideras puedan disfrutar de ella igual que vosotros. Espero que en el próximo descorche una parte de los beneficios revierta en nosotros, lo merecemos.
Por cierto, se me ha olvidado deciros que la luz al final del túnel es esa asociación que se llama NUALDE, ella es la antorcha que ilumina el túnel, pero cada uno de los bocacareños puede ser una velita y todos juntos dar luz, convirtiendo al alcornocal mayor en joven.
Mi prima la encina está un poco celosa, porque últimamente sólo se habla de nosotros, la verdad sea dicha, goza de mejor salud que nosotros, e hijos – encinos- no faltan, incluso en “Las Cabezas” hay una súper población y durante muchos años ha recibido mejor trato, por lo menos en cuidados, aunque no debemos olvidarnos de ella al igual que el primo roble, todos juntos formamos la dehesa bocacareña y cada uno aporta un valor muy importante para el pueblo y la naturaleza.
Como no puedo escribir se lo he dictado al chico, hoy un hombre, que ha estudiado nuestro idioma y me entiende, de pequeño venía a leer la Biblia a mi sombra, como muchas cosas no entendía se cabreaba dándome una patada en mi tronco, hoy me lo ha recompensado escribiéndome esta carta.
Saludos cordiales, de este alcornoque de “La Cotorra”, todos vuestros esfuerzos os los sabremos recompensar.
Tinín

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